El concurso de acreedores es el proceso mediante el cual se intenta que un deudor insolvente acabe pagando a los diferentes acreedores, dentro de sus posibilidades. De esta forma, se intenta que el deudor haga frente las obligaciones contraídas con sus acreedores.
En muchas ocasiones, el deudor tiene deudas pendientes con varios acreedores o personas, por lo que no es posible que el acreedor cobre la totalidad pendiente. Por esta razón, mediante el concurso de acreedores, se intenta establecer una serie de medidas, como por ejemplo:
- Ofrecer alternativas de pago que permitan continuar con la actividad.
- Ofrecer una solución igualitaria para todos los acreedores, respetando siempre la prelación de créditos, es decir, el orden de preferencia determinado.
- Liquidar el patrimonio del deudor, para poder pagar a los diferentes acreedores.
El concurso de acreedores se puede entender como un mecanismo para satisfacer los derechos de los diferentes acreedores, intentando a la vez mantener la continuidad de la actividad económica. También tiene una función de protección social, ya que se da prioridad al cobro de ciertos créditos, como los contraídos con los trabajadores o con la Administración pública.
Existe el término de concurso de acreedores tanto en ámbito de personas jurídicas, como las personas físicas. Esto significa que no sólo las empresas pueden declararse en concurso, también pueden hacerlo los particulares. Estos últimos pueden realizarlo mediante la aplicación de la Ley de la Segunda Oportunidad, a la que pueden acogerse las personas particulares.
¿En qué momento hay que declarar un concurso de acreedores?
Para las personas jurídicas, es obligación del empresario solicitar el concurso cuando se encuentra en una situación de insolvencia, ya sea actual o inminente. Si no lo hace, se le podría declarar culpable del concurso. Los acreedores podrían iniciar también este proceso.
La ley es muy clara respecto a esta cuestión, exigiendo que se declare el concurso cuando ya no sea posible cumplir de forma regular con las obligaciones. Algunos ejemplos podrían ser:
- La empresa no puede pagar la deuda completa.
- La empresa no puede hacer el pago de forma puntual.
- Es necesario endeudarse para poder hacer frente a las obligaciones.
Dada esta situación, el empresario debe solicitar de forma voluntaria el concurso de acreedores en un plazo máximo de dos meses.
En el caso de que se produzca insolvencia del deudor, un mediador concursal será el que intervendrá en las negociaciones. Además, gracias a la Ley de la Segunda Oportunidad los deudores tienen la posibilidad de llegar a un acuerdo extrajudicial de pagos con los acreedores o cancelar todas sus deudas.